La más joven de 4 hermanos, nació en Turín el 22 de Abril de 1909. En 1936 se graduó de Medicina y cirugía con Summa Cum Laude. Continuó con 3 años de especialización en Neurología y Psiquiatría. Pero ese año Benito Mussolini firmó el “Manifesto per la Diffesa della Razza” junto con 10 científicos italianos, cuya consecuencia inmediata fue la promulgación de leyes contra los no arios italianos.
Sus investigaciones terriblemente limitadas la realizó en lo que podía llamarse el laboratorio de su dormitorio ya que allí lo construyó. Escondida y huyendo dentro de Italia, voló a Florencia donde se escondió en sótanos hasta la invasión anglo –americana cuando fue asignada como médico de los refugiados.
Desde 1962 fundó en Roma una unidad de investigación que compartía con USA y a su retiro pasó Profesora invitada del Instituto de Biología Celular de Roma.
Estudiando tumores de ratones con Stanley Cohen, implantados en embriones de pollo, fueron capaces de aislar el primer factor de crecimiento neural, lo que permitió una comprensión más objetiva de la problemática del cáncer, alteraciones congénita y Alzheimer. Focalizó sus experimentos en los vertebrados. Aisló una proteína humoral que realiza la diferenciación entre sensibilidad y sistema vegetativo de la célula neural en 1951.
Por lo anterior ambos recibieron el Premio Nobel de Fisiología y medicina en 1986. Fue la cuarta mujer ganadora del premio Nobel.
En relación al título de esta descripción, gracias a que la Dra. Levi conocía que la estimulación de los sentidos y ocupación mental desarrollaban nuevas conexiones neurológicas como lo corroboró Eric Kandel, premio Nobel de 2.000, se ha mantenido activa, sin descanso mental y de allí su longevidad con lucidez y rendimiento.
Acogernos a la jubilación, representa una amenaza mundial en favor de las demencias y las graves consecuencias que ya está trayendo la inversión de la pirámide de la edad, donde una enorme cantidad de casos de Alzheimer, demencia vascular y depresiones severas, conspiraran contra los presupuestos de cualquier Estado, no importa su desarrollo.
¿Qué le pasaría al político o científico que se atreva a eliminar la jubilación y dejar, por razones sanitarias que cada uno de nosotros está obligado a defender nuestro patrimonio de salud contra la demencia y el parasitismo.
La respuesta es de Ud. lector.
En “Tiempo de cambios”, Levi-Montalcini comenta sobre los severos mecanismos innatos que inhiban, cada vez mayor, y por su tendencia a utilizarla, aun a sabiendas de sus fatales consecuencias? ¿Este destino suicida es irremediable, o todavía es posible rectificar y conjurarlo, al ser el hombre un primate inteligente que no actúa movido únicamente por su componente emotivo, sino también con arreglo a su experiencia y su capacidad cognitiva, que en él alcanza su máximo desarrollo? ¿Es su agresividad la causa principal de las guerras que han asolado al género humano desde los albores de la civilización? Y esta agresividad, ¿responde a un comportamiento innato o adquirido? En una etapa tan crítica, cuando está en juego la propia supervivencia de muchas especies, entre ellas la nuestra, se hace indispensable un cambio radical del modo de pensar y vivir, aprovechando la facultad de raciocinio, privilegio exclusivo del Homo sapiens.
En 1999, fue nombrada embajadora de la FAO y entre otros reconocimientos tiene el Premio Internacional Feltrinelli de Medicina, el Golden Plate Award, de la Universidad de Texas, y la Silver Cup, de la Universidad de Washington.
Es integrante de la Academia Pontificia (Italia), de la Academia de las Artes y Ciencias de los Estados Unidos, de la Académie des Sciences (Francia) y preside la ilustre Enciclopedia Treccani italiana.
Rita Levi-Montalcini, quien fue distinguida en los Estados Unidos como una de las diez científicas más destacada en 1963, nos hereda la lucha por trabajar en la búsqueda de sus ideales a pesar de las condiciones.
El insecto de hoy es igual al de hace millones de años. El insecto no tiene ninguna posibilidad. Por lo que sabemos, está totalmente determinado, desde el punto de vista del presente y del futuro. No registra ninguna evolución. Los insectos pueden sobrevivir a la humanidad por su constitución, por su capacidad para hacer frente a las circunstancias, pero no pueden cambiar.
Nosotros hemos cambiado parcialmente. ¿Por qué somos más inteligentes que hace 50.000 años, pero no somos más buenos?
No somos más buenos por el componente límbico cerebral que sigue dominando nuestra actividad. Vivimos como en el pasado, como hace 50.000 años, dominados por las pasiones y por impulsos de bajo nivel. No estamos controlados por el componente cognitivo, sino por el componente emotivo, el agresivo en particular. Seguimos siendo animales guiados por la región límbica paleocortical, sustancialmente igual en el hombre y en otros animales. Nuestras opciones de mejora moral pasan por las circunvoluciones neocorticales que afortunadamente tenemos.
Una mujer excepcional gran matemática y filósofa de la vieja Alexandría, al norte de Egipto. Hypatía nació en Grecia el año 370 después de Cristo. Su padre fue el filósofo y matemático Teón. Hypatía se hizo conocida por su saber, elocuencia y belleza. Dejó su ciudad natal de Alejandría y viajó a Atenas para perfeccionar sus estudios. A su regreso, ejerció la cátedra de Geometría y Aritmética, desarrolló el álgebra y dirigió todo el movimiento neoplatónico. Por sus estudios de Filosofía, dominaba casi toda la información del siglo V, siendo experta en Lógica, Física y Ética. También se distinguió por los comentarios a las obras de Apolonio y Diofanto. Escribió una biografía de este último. Fue convertida al cristianismo por el obispo de Hipona, San Agustín. Hypatía vivió en una época en la cual casi no se tomaba en cuenta a la mujer. A más de 1.600 años de su existencia, ha sido destacada por la historia como uno de los últimos matemáticos griegos que hizo de la docencia un arte, manejándose con autoridad frente a hombres de una alta cultura. Su vida terminó repentinamente, al morir asesinada en un disturbio, el año 41
Rita Levi Montalcini, neuróloga italiana, ganadora del premio Nobel de medicina en 1986, falleció hoy en Roma a los 103 años de edad.
Levi Montalcini ganó la célebre presea gracias al descubrimiento del factor de crecimiento nervioso, asimismo, fue defensora de la educación de las mujeres en África y fungió como senadora vitalicia en Italia desde 2001.
Nació en Turín (Italia), el 22 de abril de 1909, en el seno de una familia judía. Hija de un ingeniero y matemático y de una pintora, Levi tenía un hermano y dos hermanas, una de ella, Paola, gemela suya.
En 1936 se doctoró en Medicina por la Universidad de Turín, con una tesis dirigida por el histólogo Giuseppe Levi. Hasta 1939 trabajó en la universidad turinesa.
Al iniciar la II Guerra Mundial y a causa de las persecuciones antisemitas tuvo que dejar Italia para asentarse en Bruselas, donde colaboró en el Instituto Neurológico durante un año.
En 1940, y tras la entrada de Hitler en Bélgica, la doctora retornó a Italia y, en su casa, organizó un pequeño laboratorio de neuroembriología experimental.
Durante la guerra vivió clandestinamente en Florencia y ejerció como médico de las tropas estadounidenses. Al finalizar la guerra, se reincorporó a la Universidad de Turín como ayudante del profesor Giuseppe Levi.
En 1947 recibió una invitación del profesor Viktor Hamburguer, para ir a la Washington University de Saint. Louis, por lo que fijó su residencia en EE. UU., y durante treinta años ejerció la investigación y la docencia en la cátedra de Neurobiología en la Universidad de St. Louis.
Entre 1954 y 1960 trabajó junto al joven bioquímico estadounidense Stanley Cohen en la identificación del factor de crecimiento.
En 1986, la Academia de las Ciencias sueca les otorgó, a ella y a Stanley Cohen, el Premio Nobel de Medicina.
En octubre de 1999 fue nombrada “Embajadora Plenipotenciaria” de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).
Asimismo, Levi también se dedicaba a la Fundación Rita Levi Montalcini Onlus, creada junto a su hermana en 1992, el principal objetivo de esta organización era mejorar el nivel educativo de las mujeres africanas.
Es autora del ensayo El as en la manga y de la autobiografía Elogio de la imperfección. Permaneció toda su vida soltera.
Su sobrina, Piera Levi-Montalcini, explicó que Rita no se encontraba mal al morir sino que “se apagó como se puede apagar una larga y trabajosa existencia que fue feliz, sobre todo en los momentos de trabajo”, en declaraciones recogidas por el diario turinés La Stampa.
“Está claro que, si se tiene en cuenta la edad, no podemos decir que no nos lo esperábamos, pero el vacío que deja no logro todavía imaginármelo”, añadió.
Presentado en la Academia Nacional de Medicina y Publicado en el Nuevo Mundo Israelita Nº2006. Año XXXIII.
Nº 1554: pag 6.
Rita Levi Montalcini. Breve semblanza de una heredera de Hipatía. Nuevo Mundo Israelita.