El Dr. Ricardo Baquero González nació en Caracas el 15 de noviembre de 1911. Hijo de Ricardo Baquero Villanueva y Consuelo González Lugo, hija del ilustre historiador venezolano Francisco González Guinaá. Cursó sus estudios de primaria y secundaria en el Colegio San Ignacio de Caracas donde obtuvo el Grado de Bachiller en Filosofía y Letras.
Su infancia y primera juventud fueron difíciles, ya que quedó huérfano de padre y se vio en la necesidad de trabajar para ayudar a su familia. A partir del año 1927 comenzó como ayudante en la limpieza y esterilización de instrumental quirúrgico en la clínica de los tíos González Lugo, y fue así como: “De amolador de bisturí pasó a ser el GRAN CIRUJANO”.
En octubre de 1940 contrae matrimonio con Linda Aristeguieta, bella y noble mujer, alegre, llena de chispa, activa, hogareña, nacida en Ciudad Bolívar, con quien formó una familia ejemplar de seis hijos: Ricardo, Víctor, Gustavo, Eduardo, Adalinda y Federico. Dos de ellos, Víctor y Gustavo, siguieron la huella de su padre y se hicieron médicos. El primero fue cardiólogo y fundador de Servicio del Servicio de Hemodinamia del Centro Médico de Caracas (CMC); y el segundo, quien subscribe esta semblanza, se hizo Cirujano bajo la tutela de su padre en el Hospital Universitario de Caracas (HUC).
En 1929 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde obtuvo el título de Doctor en Ciencias Médicas en el año 1935 con la tesis doctoral “El tratamiento de la cervicitis crónica por Diathermo-Coagulación. Los profesores designados por la Universidad en calidad de jurado examinador fueron los Dres. P. D. Rodríguez Rivero, Domingo Lucíani y Elías Toro.
Cuando era un joven médico, a los 26 años, estando de Jefe de Servicio de Cirugía del Hospital Carlos J Bello (HCJB) de la Cruz Roja Venezolana (CRV), cargo ganado por concurso, tuvo la gran oportunidad de su vida con la llegada a Venezuela del Profesor Manuel Corachán García en mayo de 1937. Corachán era Catedrático de Cirugía de la Universidad de Barcelona, España, y venía exiliado después de la guerra civil española por ser antifranquista. Permaneció en Venezuela sólo 5 años los cuales le bastaron para cambiar el rumbo de la cirugía nacional mediante la enseñanza de una cirugía más avanzada que la nuestra, y la fundación del Instituto de Cirugía Experimental de la Facultad de Medicina de la UCV (del cual el Dr. Baquero fue su primer Subdirector), Entre sus discípulos descollaron los Dres. Ricardo Baquero González y Fernando Rubén Coronil, quienes desde un principio lo adoptaron como su Maestro y recibieron de él una formación que los llevaría a ser líderes profesionales y académicos en la especialidad. Esto dio lugar para que el Dr Baquero dijera “Yo no fui a Europa a formarme, sino que Europa vino a mi”.
Junto con su amigo Dr. Joel Valencia Parparcén fue gran propulsor de la vigencia y prestigio el Hospital Carlos J. Bello (HCJB) de la Cruz Roja de Venezuela CRV), por medio de actividades como la realización de exitosas campañas de recolección de fondos para su dotación, y la reglamentación de su funcionamiento; y por ser protagonistas en su seno de relevantes avances en la cirugía gastrointestinal como fueron reducir la mortalidad por colecistectomías hasta 1%, y la de gastrectomías hasta 3,5%. Fue allí también donde ayudó al Dr. Michael De Bakey en la primera operación a corazón abierto hecha en el país. Durante esos años lo acompañaron los Dres. Jacobo Vázquez, Alfredo González Navas, José Ochoa, Miguel Ortega, Reinaldo Bermúdez y Jorge Blanco León.
En diciembre de 1941 se inicia la construcción del Hospital Clínico Centro Médico de Caracas (CMC), originalmente promovido por los hermanos Dres. Hermógenes y Leopoldo López, quienes se encontraban exiliados en New York. Pero quien realmente fue el motor para llevar a feliz término ese proyecto con la inauguración del hospital en Septiembre de 1947 fue el Dr. Félix Lairet.
El Dr. Baquero se encontraba en el grupo de distinguidos médicos que se unen al Dr. Lairet para poner en marcha la recién creada institución; y en esta nueva circunstancia su presencia se hace nuevamente relevante por su incansable trabajo para contribuir a fundar un hospital de primer orden, de cuya primera Junta Directiva fue Secretario y Tesorero, y posteriormente Presidente de tres períodos. Desde esas posiciones realizó una ingente labor gerencial, administrativa y de gran organizador en pro del recién fundado CMC; el cual desde su comienzo hasta el presente ha sido líder en la asistencia médica del país, vanguardia en el aporte de innovaciones quirúrgicas, e importante centro de enseñanza médica y de enfermería. En lo personal el CMC fue un escenario más donde el Dr. Baquero desarrolló una larga y brillante trayectoria como cirujano, la cual contribuyó no sólo a fomentar su prestigio profesional, sino también a enaltecer la Institución.
En 1948 viajó por invitación del Dr. Valencia Parparcén a Buenos Aires, Argentina, para asistir a una reunión convocada por el gastroenterólogo de renombre mundial Dr. Carlos Bonorino, en la cual se planeaba integrar a los gastroenterólogos de América Latina en una organización internacional. El Dr. Baquero aprovechó ese viaje para visitar clínicas y ver operar a figuras emblemáticas de la cirugía argentina de esa época, como Finoccieto, Resano; a Mirizzi realizando colangiografías intraoperatorias, técnica desconocida en Venezuela, y al ilustre Bengolea haciendo cirugías impecables de colédoco. A su regreso a Caracas, en noviembre de ese mismo año, realiza en el CMC la primera colangiografía intraoperatoria en nuestro país. Desde entonces ese procedimiento se hizo rutina en el HCJB, Hospital Vargas, Clínica Santa Ana y el HUC.
Además de lo mencionado hasta ahora, durante su ejercicio quirúrgico el Dr. Baquero hizo otros aportes fundamentales para el avance de la especialidad en el país, como lo atestiguan los hechos siguientes:
En 1946 practicó la primera celioscopia (laparoscopia) en Venezuela empleando; hasta esa fecha ese procedimiento se hacía con un simple tubo porque no había lente Hopkins; ese trabajo fue publicado en el segundo número de la Revista de la Sociedad Venezolana de Cirugía.
Fue cirujano de la Escuela de Enfermeras Profesionales Francisco Antonio Rísquez, fundada en 1949, donde contribuyó con un gran aporte al desarrollo de la Enfermería en el país.
En 1950, conjuntamente con el Dr. Valencia Parparcén, describió e investigó enfermedades hasta entonces desconocidas en el país, como la rectocolitis ulcerosa y la Enfermedad de Crohn. Inició el desarrollo de la cirugía de la hipertensión portal con técnicas como anastomosis venosas, esplenectomías y puentes vasculares, en pacientes con bilharziosis.
Hizo los primeros trabajos de diagnóstico precoz de cáncer gástrico en el país, empleando procedimientos como radiología, endoscopia y citología; de hecho, con ello comienza el desarrollo de la oncología de abdomen en el país.
Cuando se inaugura el HUC en 1956 continúa allí su labor docente, previamente comenzada en el Hospital Vargas, en la Cátedra de Clínica y Terapéutica Quirúrgica de la Facultad de Medicina, UCV, de la cual fue Profesor Titular y Jefe de Servicio, llegando a totalizar 41 años de docencia ininterrumpida y de gran valor profesoral. Allí creó una verdadera escuela quirúrgica entre cuyos discípulos se cuentan los Drs. Reinaldo Bermúdez, José López León, Gustavo Pinto, Ovidio de Jesús, Gabriel Martínez, Sergio Plotnikov, Mario Pérez Ponce, y como ya hemos mencionado su hijo Gustavo Baquero Aristeguieta.
Como prueba de su escolaridad fue autor o coautor de más de 200 trabajos científicos, entre los que destacan: Tratamiento de las varices de miembros inferiores, Maniobra de Kocher en la cirugía biliar, La colangiografía intraoperatoria, Colostomía izquierda definitiva, Punción del saco de Douglas como método diagnóstico en la ruptura tubárica de un embarazo ectópico, Uso del drenaje mixto en apendicitis aguda, Infiltración del simpático con solución de novocaína, Estado de la cirugía biliar venezolana, Movilización precoz en cirugía, Shock quirúrgico y hemorrágico, Peritonitis difusa por absceso primitivo colibacilar de hígado abierto a cavidad abdominal.
El Dr. Baquero fue Designado Individuo de Número de la Academia Nacional de Medicina en 1966, para ocupar el Sillón No III en sustitución del Dr. Pedro Blanco Gásperi, pero no llegó a incorporarse. El trabajo de incorporación se titulaba “Experiencia sobre 3500 cirugías de vías biliares en el Centro Medico de Caracas” quedó inconcluso. Fue miembro de varias entidades científicas: Fundador, Secretario General y Presidente de la Sociedad Venezolana de Cirugía, Miembro Emérito Correspondiente Nacional de la Universidad del Zulia, Fellow del Colegio Americano de Cirujanos, Titular y Presidente del Capítulo Venezolano de la Sociedad Internacional de Cirugía, Miembro Correspondiente de la Sociedad Francesa de Ginecología, y de las Sociedades Médicas del HUC y del CMC. Entre los honores recibidos se cuentan las condecoraciones de la Orden del Libertador Simón Bolívar, Andrés Bello, Dr. José María Vargas, Dr. Augusto Pinaud, Orden de la Cruz Roja Venezolana, y el nombramiento epónimo del Hospital Periférico del Oeste de Caracas.
Fue pionero en el desarrollo de sistemas audiovisuales científicos en Venezuela, con la filmación y presentación de más de 30 películas sobre diferentes aspectos quirúrgicos. De sus actividades fuera del campo de la medicina destacan su afición a deportes como el tenis y el golf, y tocar piano.
El Dr. Ricardo Baquero fue una figura emblemática de la cirugía nacional por muchos conceptos: Poseía una habilidad quirúrgica excepcional, un don que la naturaleza le dio. Trabajador incansable, apasionado de la cirugía y de los avances tecnológicos para el mejor cuidado de sus clientes (no le gustaban las palabras pacientes, y enfermos), a él se deben muchas de las conquistas logradas en el campo de la cirugía nacional. De moral intachable, se caracterizó además por su mentalidad científica, innovadora y futurista, habilidad organizativa, autoridad profesional, y acendrada responsabilidad. Maestro multifacético, supo trasmitirnos su caudal de conocimientos, la importancia de la honorabilidad, la sencillez, la disciplina, y la justicia , todo en un marco de exigencia. Para él lo fundamental en un cirujano es el respeto, la consideración y el trato humanitario para los pacientes, a quienes nos debemos. Dejó un ejemplo imperecedero de gran profesionalismo a seguir por nuestras futuras generaciones quirúrgicas.
Fallece en Caracas el cuatro de enero de 1979, a la edad de 67 años, víctima de una hepatitis No A No B, hoy conocida como hepatitis C, probablemente contagiada por alguno de sus múltiples pacientes con hipertensión portal.