Ventajas indiscutibles del abordaje suprainguinal de Bernardi para el tratamiento del varicocele por reflujo
Dres. Trejo-Scorza, Ezequiel1; Colina-Cedeño, Oscar Luis2; Ricciardelli-Cibello, Michelangelo3
RESUMEN
El abordaje suprainguinal de Bernardi es una técnica quirúrgica sencilla con excelentes resultados
y presenta ventajas indiscutibles sobre todos los demás abordajes descritos para el tratamiento del varicocele
por reflujo. Desconocido por la mayoría de los urólogos, quienes en su mayoría practi-can el abordaje
subinguinal. Hemos realizado este procedimiento con excelentes resultados, moti-vo por el cual queremos
comunicar nuestra experiencia, y exponemos los pasos quirúrgicos con ilustraciones elaboradas por el Dr.
Oscar Colina. RCM 2024. 63;157(1): 11-19.
Palabras clave: Varicocele por reflujo, tratamiento quirúrgico, abordaje suprainguinal.
Undisputed advantages of Bernardi´s suprainguinal approach for the reflux varicocele treatment
ABSTRACT
The Bernardi suprainguinal approach is a simple surgical technique with excellent results and has
unquestionable advantages over all other approaches described for the reflux varicocele treatment. Unknown
to most urologists, most of them practice the subinguinal approach. We have practiced this procedure with
excellent results, the reason why we want to communicate our experience and expose the surgical steps with
illustrations made by Dr. Oscar Colina. RCM 2024. 63;157(1): 11-19
Especialista en Cirugía General y Cirugía Pediátrica en el Centro Médico de Caracas.
Especialista en Cirugía General y Cirugía Oncológica en el Centro Médico de Caracas.
Especialista en Pediatría y Terapia Intensiva Pediátrica en el Centro Médico de Caracas. E-mail: [email protected]
Introducción
El objetivo de esta revisión es comparar las técnicas
quirúrgicas para el tratamiento del varicocele por reflujo,
sobre las que no existen consenso en la bibliografía
ni en la conciencia urológica colectiva (1). Queremos
hacer particular referencia al abordaje suprainguinal de
Bernardi. Descrito en 1942, es desconocido, opacado
o confundido por muchos con el abordaje inguinal de
Ivanissevich. Es un abordaje quirúrgico sencillo y con
ventajas indiscutibles sobre todos los demás tipos de
abordajes para el tratamiento del varicocele por reflujo
y es el único que merece ser catalogado como abordaje
suprainguinal. En los momentos actuales cuando la
Urología expone las bondades de la cirugía robótica y los tratamientos moleculares, parece improcedente
hacer referencia a técnicas quirúrgicas que datan de
casi un siglo, pero estamos convencidos que la historia
es un elemento que nutre nuestra formación y merece
más que un lugar en la biblioteca (1). Es por ello que
queremos rescatar del olvido, un excelente abordaje
quirúrgico para el tratamiento del varicocele por reflujo.
Hace algún tiempo uno de nosotros tuvo la fortuna
de ayudar al Dr. Francisco Hernández Navarro (†),
y en varias oportunidades presencié el abordaje
suprainguinal de Bernardi para la cura del varicocele por
reflujo, y me dejó gratamente sorprendido lo sencillo
y efectivo del procedimiento. El mismo Dr. Hernández
Navarro, me regaló el libro de Bernardi titulado “Varicocele semiología y cirugía”, donde se analizan
250 casos operados por el autor con un porcentaje de
curación del 98,4%; y me comunicó que conoció este
abordaje quirúrgico del Dr. Francisco Baquero González
(†), quien introdujo esta técnica quirúrgica en el Centro
Médico de Caracas.
Por ello hemos utilizado este abordaje en los
pacientes con diagnóstico de varicocele que acuden
al Servicio de Cirugía General la Cruz Roja de Caracas,
con excelentes resultados; y hace poco practicamos
esta operación en un adolescente de 13 años con
varicocele grado 3 con curación total de su dolencia
y sin ninguna complicación. En varias oportunidades
hemos conversado con los urólogos de la institución y
todos manifiestan desconocer esta técnica y practican
el abordaje infrainguinal descrito por Marmar. Toda
esta historia y la entusiasma acogida que el Dr. Ezequiel
Trejo Scorza le dió a esta abordaje, practicándolo en
sus pequeños pacientes con resultados satisfactorios y
sin complicaciones, nos motivó a hacer una revisión de
los diferentes abordajes para la ligadura y sección de la
vena testicular izquierda, encontrando que el abordaje
suprainguinal de Bernardi aventaja a todas las demás
técnicas revisadas, y por esta razón lo consideramos
el algoritmo perfecto para la cura del varicocele por
reflujo tanto en adultos como en niños.
Utilizamos la terminología anatómica internacional
para la identificación de las estructuras de la región en
estudio, motivo por el cual nos referimos a los vasos
espermáticos como arteria y vena testicular.
El varicocele primario o varicocele por reflujo es un
síndrome que se caracteriza por dilatación permanente
de las venas del plexo pampiniforme debido a
insuficiencia valvular de la vena testicular (2-4). Se
manifiesta clínicamente por un bulto intraescrotal con
el aspecto de una “bolsa de gusanos” que se produce
por dilatación, elongación y tortuosidad de las venas
del plexo pampiniforme (2-4). Mucho más frecuente
en el lado izquierdo 95% de los casos (2-5), lo que se
atribuye a la desembocadura en ángulo recto de la vena
testicular izquierda en la vena renal izquierda.
Dependiendo de la causa que origina el varicocele
puede ser primario o secundario. El varicocele primario
es el más frecuente, y su causa es la insuficiencia
valvular de la vena testicular izquierda que provoca
reflujo de la circulación venosa, con la consiguiente
estasis sanguínea que ocasiona: 1.- dilatación,
elongación y tortuosidad de las venas del plexo
pampiniforme, 2.- alteración del tejido testicular
que se asocia con infertilidad y atrofia testicular. El
varicocele secundario es producido por otras causas
diferentes a la insuficiencia valvular de la vena
testicular (6) como son la compresión de la pared de
la vena testicular (7) o por obstrucción intraluminal
de la vena testicular (8).
El varicocele primario en la población pediátrica se
presenta su mayor incidencia en la pubertad, al final
de la edad escolar y en la adolescencia.
Al igual que el tratamiento de las várices de las
extremidades inferiores que consiste en la ligadura
y sección de la vena safena magna, el tratamiento
del varicocele primario es quirúrgico, y consiste en
la ligadura y sección de la vena testicular izquierda;
y su objetivo es redirigir el flujo venoso a través de
las colaterales hacia el paquete venoso posterior
(3,4), que drena en la vena epigástrica tributaria de
la vena ilíaca externa (Figura 1).
Al comparar los abordajes a.- inguinales y b.-
retroperitoneales bajos, con el abordaje suprainguinal
de Bernardi, éste último presenta las siguientes
ventajas: 1.- no lesiona las paredes del canal inguinal
ni de la pared abdominal, 2.- no requiere la divulsión
o sección de los músculos de la pared abdominal ni
la separación del peritoneo parietal posterior para
identificar y ligar la vena testicular izquierda, como es
necesario en los abordajes retroperitoneales bajos.
3.- la incisión es de menor longitud (Figs Nº 9 y 10)
4.- preserva la arteria testicular izquierda. 5.- es un
procedimiento muy sencillo y no requiere aparataje ni instrumental especial, necesario para practicar los
procedimientos laparoscópicos y transvenosos, y 6.- no
somete el paciente a radiación.
Clasificamos al abordaje descrito por Bernardi en 1942
(11) como abordaje suprainguinal, para distinguirlo
de los abordajes inguinales y retroperitoneales bajos
por las siguientes razones: 1.- está diseñado para
exponer el orificio interno del conducto inguinal,
abrir la fascia transversalis y ubicar la vena testicular
izquierda en el tejido subperitoneal, sin necesidad de
lesionar las paredes del conducto inguinal. 2.- permite
la ligadura de la vena testicular izquierda en el lugar
más superficial de su trayecto inguinorenal y donde
constituye un tronco venoso único 3.- describe una
serie de maniobras muy sencillas e inocuas, nunca
antes descritas, que permiten el desplazamiento
hacia abajo de los elementos vasculares del testículo
y la ligadura alta de la vena testicular izquierda sin
necesidad de despegar el peritoneo parietal como lo
hacen los abordajes retroperitoneales bajos. Todas
estas características lo distinguen de los abordajes
inguinales y retroperitoneales bajos.
Queremos destacar que el abordaje suprainguinal
de Bernardi (11), por haber sido publicada en idioma
español, es poco conocido y difundido, y a veces es
confundido en otras latitudes no hispanohablantes, con
el abordaje retroperitoneal alto de la vena testicular
izquierda (12) y con el abordaje inguinal (1).
El abordaje suprainguinal de Bernardi presenta las
siguientes ventajas que queremos destacar: 1.- es un
procedimiento quirúrgico sencillo que a través de
una pequeña incisión suprainguinal de solo 3 cm de
longitud, donde solamente se secciona la aponeurosis
del músculo oblicuo mayor; permite la ligadura y
sección de la vena testicular izquierda por encima del
anillo inguinal profundo donde constituye un tronco
único (13), 2.- permite la identificación fácil y segura de
la arteria testicular y no requiere medios auxiliares para
su identificación y 3.- preserva la integridad de la arteria
testicular, del conducto deferente y de los linfáticos del
cordón espermático. 4.- no lesiona el canal inguinal,
ni los músculos de la pared abdominal y no requiere la separación del peritoneo parietal posterior para
llegar a ubicar la vena testicular izquierda 5.- presenta
un altísimo porcentaje de curaciones 6.- no requiere
instrumental especial para ser practicado, 7.- no somete
el paciente a radiación, 8.- las recidivas y complicaciones
son extremadamente infrecuentes (14,15), y 9.- No
existe ninguna posibilidad de lesionar ni el peritoneo
ni el uréter 10.- Permite acceder a la vena testicular
izquierda por arriba del anillo inguinal profundo que
es el punto más superficial de su trayecto inguinorenal,
y donde el paquete arterio-venoso del testículo está
completamente libre y constituido solamente por la
vena testicular y la arteria del mismo nombre; ya que
el conducto deferente abandona el cordón espermático
a nivel del anillo inguinal profundo, y las arterias
cremastérica y deferencial se incorporan al conducto
inguinal a nivel del anillo inguinal profundo. 11.- Se
puede practicar de manera ambulatoria. Por todas
estas razones consideramos al abordaje suprainguinal
de Bernardi como el algoritmo quirúrgico perfecto para
el tratamiento del varicocele por reflujo.
Así como la apendicectomía puede ser realizada a
través de diferentes incisiones, no cabe duda que la
incisión de Mc Burney descrita en 1894 y todavía hoy
vigente, tiene ventajas indiscutibles para el abordaje
y exéresis del apéndice cecal; así también el abordaje
suprainguinal de Bernardi descrito en 1942, tiene
ventajas indiscutibles sobre los otros tipos de abordajes
para acometer la ligadura y sección de la vena testicular.
Descripción del procedimiento
A continuación, vamos a describir los pasos del abordaje
suprainguinal de Bernardi (11,14,15) acompañado de
las ilustracciones sobre este procedimiento, realizadas
por uno de nosotros, específicamente, el Dr. Oscar Luis
Colina Cedeño.
Trazado de la incisión con sus puntos de referencia
anatómica. Se introduce el dedo índice izquierdo en la
raíz del hemiescroto, para localizar el orificio superficial
del conducto inguinal (OSCI), primer punto de reparo.
La distancia entre el orificio superficial del conducto inguinal y el orificio profundo del canal inguinal (OPCI),
es de dos a tres centímetros, un grueso de dedo. Los
puntos de referencia y los detalles anatómicos en
los cuales Bernardi basa su incisión son: la longitud
del conducto inguinal y la localización del OPCI. La
localización del OPCI con respecto a la arcada inguinal
es a menos de 1 cm por encima de la arcada inguinal,
de forma tal que la incisión en piel se realiza a 2 a 3 cm
por encima del OSCI y a 0,5 cm de la arcada inguinal.
(Figura 2).
Sección de la aponeurosis del músculo oblicuo externo con el punto de protección inguinal de A. Grimaldi (Figura 3).
Una vez seccionada la aponeurosis del músculo
oblicuo externo y separada por dos pinzas de Crile, se
identifica el borde superior del OPCI constituido por
las fibras de los músculos oblicuo interno y transverso,
que se levantan con el dedo índice en gancho de la
mano derecha y se tracciona hacia arriba, para poner al
descubierto el paquete vascular del testículo izquierdo.
Una vez reconocido el OPCI, el separador de
Farabeuf reemplaza al dedo índice para la tracción
del OPCI y se identifican los elementos vasculares del
testículo izquierdo cubiertos por el cremáster.
Tracción de la fascia espermática interna hacia
abajo y adentro con dos pinzas de Crile (“primera
maniobra de tracción”). Después de divulsionar las
fibras del cremáster, aparece la fascia espermática
interna, que con dos pinzas de Crile se tracciona hacia
abajo y adentro para producir el desplazamiento de
los elementos vasculares del testículo. El separador se
retira definitivamente después de haber levantado a
los elementos vasculares del testículo izquierdo por la
tracción de la fascia espermática interna (Figura 4).
Sección la fascia espermática interna (fascia transversalis), visualizando el paquete vascular del testículo izquierdo, cubierto por la fascia vascular del abdomen.
Tracción de la fascia vascular hacia abajo y adentro con dos pinzas de Crile (“segunda maniobra de tracción”) (Figura 5).
Sección de la fascia vascular, exponiendo la vena y arteria testicular izquierda. La arteria testicular se reconoce por estar localizada por debajo y por dentro de la vena testicular (Figuras 6 y 7).
Una vez reconocida y separada la arteria de la vena
testicular, se procede a la ligadura y sección de la vena
testicular (Figura 8).
Posteriormente se buscan otras venas
predeferenciales que puedan existir. El conducto
deferente está por debajo de la vena testicular
formando su codo para dirigirse a la pelvis y constituye
el último punto de reparo para la investigación de venas
predeferenciales accesorias. Se deben ligar y seccionar
todas las venas predeferenciales.
Después de la ligadura y sección de la vena
testicular y de los troncos venosos predeferenciales
accesorios, las fibras musculares que constituyen el
borde superior del anillo inguinal profundo vuelven
espontáneamente a su primitiva posición, cubriendo el
fondo de la herida con un plano muscular resistente
Se procede a la síntesis de la aponeurosis y del
resto de los planos de la herida operatoria (Figura 9).
A continuación, la clasificación clínica y las indicaciones
quirúrgicas del varicocele:
La clasificación clínica del varicocele según Dubin y
Amelar (16)
Grado I: Sólo palpable durante la maniobra de
Valsalva, no palpable en reposo.
Grado II: Varicocele no visible pero palpable en
reposo en posición de pie.
Grado III: Varicocele visible y palpable en reposo.
La Organización Mundial de la Salud (17) amplió la
clasificación de Dubin y Amelar al agregar la etapa
subclínica solo detectable por ecografía,
Subclínica Dilatación no palpable del plexo venoso
pampiniforme, incluso durante la maniobra de
Valsalva, pero visible en la ecografía
Grado I Dilatación del plexo venoso pampiniforme
sólo palpable durante la maniobra de Valsalva.
Grado II Dilatación del plexo venoso pampiniforme no visible pero claramente palpable en reposo.
Grado III Varicocele visible y palpable en reposo.
Indicaciones quirúrgicas del varicocele
varicocele sintomático;
varicocele prepuberal;
varicocele del adolescente;
varicocele del adulto (normogonadotróficos) con demanda de fertilidad y con dos o más espermiogramas patológicos;
varicoceles en hombres con espermiogramas normales, infertilidad de pareja y alteración de las pruebas de capacidad fecundante (18).
En los niños y adolescentes, el varicocele por reflujo es de tratamiento quirúrgico por las siguientes razones (19):
En la adolescencia el testículo está en pleno y rápido crecimiento por lo cual el varicocele ejercerá un efecto más dañino (efecto gonadotoxico).
Porque es sabido que una vez que el varicocele aparece, ya no desaparecerá jamás.
Un 50 a 75% de varones adultos operados de varicocele siempre tendrán algún tipo de deterioro en su capacidad fecundativa; de allí la necesidad de tratamiento quirúrgico en jóvenes para así disminuir el porcentaje de adultos con varicocele con deterioro en su capacidad fecundativa.
Desde 1885 se conocen trabajos científicos que hablan de la relación entre varicocele en adolescentes y la pérdida del volumen testicular, y que después de haber realizado la ligadura de las venas del plexo pampiniforme dilatadas, hay un aumento del volumen y de la consistencia testicular
Existen numerosas pruebas que demuestran que el adolescente con varicocele estará asociado con futuras anormalidades en la espermatogénesis y con infertilidad por lo que se hace necesario tomar medidas preventivas y enfocar un tratamiento adecuado.
Se ha demostrado que en adolescentes que tienen varicocele grado II, III unilateral o bilateral, la capacidad del espermatozoide de penetrar la zona pelúcida del oocito está disminuida comparada con aquellos adolescentes que no tienen varicocele.
En niños y adolescentes, con varicoceles grado II y III
operados, ha quedado demostrado que al desviar
quirúrgicamente el retorno venoso hacia el paquete
venoso posterior: 1.- se detiene la atrofia testicular
durante la pubertad, 2.- los volúmenes del testículo
izquierdo son mayores o iguales que los del derecho
3.- la calidad de los espermiogramas es mejor en los
tratados precozmente, y el porcentaje de normospermia
es mayor que en el grupo control. Por todo lo anterior
se recomienda la cirugía en niños y adolescentes (20).
Por último, queremos destacar que el diagnóstico del
varicocele por reflujo es clínico, e Ivanissevich (2,3)
describió en forma clara y precisa las maniobras clínicas
que permiten hacer el diagnóstico de certeza de esta
entidad y son las siguientes:
Para poder pronunciar un diagnóstico exacto, incluyendo
el grado de importancia del varicocele, si está presente,
y el grado de insuficiencia de las válvulas venosas
espermáticas, es necesario examinar al paciente (a)
en posición de pie; (b) en decúbito supino; (c) en la
posición de Trendelenburg, y (d) nuevamente en la
posición de pie, con el cordón espermático agarrado
entre los dedos del examinador.
Posición de pie: se debe estimar el volumen y la
longitud de los testículos. El volumen del paquete
venoso izquierdo debe determinarse por palpación
y por comparación con el derecho. Es obligatoria la
exploración del epidídimo y del testículo derecho.
En los casos de varicocele con reflujo, el volumen de estas estructuras está algo reducido (discreta
pero evidente atrofia testicular). La exploración de
los conductos inguinales debe realizarse siempre
para estimar su anchura y tono y la posibilidad de
hernia. El reflujo cremastérico también debe ser
investigado.
En decúbito supino: Se debe explorar el cordón
espermático desde su punto de origen hasta el
orificio inguinal. El paquete venoso debe vaciarse
por extracción y se estima su volumen después de
la evacuación del mismo.
Posición Trendelenburg: Esta posición facilita la
evacuación de los vasos.
Nuevamente a la posición de pie: estando el
paciente en posición de Trendelenburg, se sujeta el
cordón espermático, en la raíz del escroto, entre los
dedos pulgar e índice. Luego se le pide al paciente
que vuelva a la posición de pie, mientras tanto el
cordón aún está sujeto a la presión de los dedos
que examinan. En este punto, la palpación revela
algo que da la impresión de empujar hacia abajo los
dedos que forman la pinza; esta es la columna de
sangre de la vena testicular. Si se le pide al paciente
que tosa, la transferencia de la presión abdominal
a la columna líquida dentro de la vena testicular
será fácilmente perceptible. El choque de cada tos,
se transmite a la columna sanguínea dentro de la
vena testicular, e impacta contra los dedos. Si se
afloja la pinza digital y se le pide al paciente que
tosa, se palpa claramente un tremor. Si los dedos
que constriñen se eliminan por completo, la sangre
refluye de arriba hacia abajo, y produce turgencia
en el paquete venoso.
Estas maniobras clínicas demuestran claramente el
reflujo venoso debido a la insuficiencia valvular de la
vena testicular izquierda, y ayudan a caracterizar al
paciente con el diagnóstico de varicocele por reflujo. El
reflujo venoso es una señal patognomónica definitiva
que distingue al varicocele verdadero de otras
dilataciones venosas del cordón espermático.
Agradecimientos
Al personal de la biblioteca Dr. Francisco Baquero
González (biblioteca del Centro Médico de Caracas), por
la búsqueda de la bibliografía que permite la realización
del trabajo.
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